Educación, ¿La Anestesia del Egoísmo Humano?
PUERTO ESPERANZA, Misiones – En un mundo cada vez más interconectado pero a menudo polarizado, crece el debate sobre el papel fundamental de la educación no solo en la adquisición de conocimientos, sino en la moderación de uno de los instintos más arraigados del ser humano: el egoísmo. Filósofos, sociólogos y educadores reflexionan sobre si la enseñanza profunda de valores y empatía es la única vía para "anestesiar" nuestra tendencia innata hacia el interés propio.
"Nuestra biología, desde el ADN, nos impulsa a la supervivencia y, a veces, eso se traduce en comportamientos egoístas". "Pero la educación, en su sentido más amplio, va más allá de la mera transmisión de información. Es el proceso por el cual internalizamos normas sociales, aprendemos a ver el mundo desde la perspectiva del otro y comprendemos la interdependencia. Es una forma de domesticar, de alguna manera, esos impulsos primarios".
La reflexión surge en un contexto donde los desafíos sociales y económicos ponen a prueba la solidaridad. "Cuando un niño aprende sobre historia, sobre otras culturas, sobre el impacto de sus acciones en el medio ambiente o en su comunidad, su visión del mundo se expande. Comienza a entender que su bienestar está intrínsecamente ligado al bienestar colectivo", señala un docente de una escuela rural cercana.
Para muchos, la educación no es solo el acceso a datos, sino la construcción de la conciencia crítica y la empatía. Es mediante la comprensión de las consecuencias de nuestras acciones y la valoración de la diversidad que se puede gestar una verdadera transformación. "Es la única herramienta que tenemos para elevarnos por encima de lo puramente instintivo y construir sociedades más justas y colaborativas. Es nuestra gran anestesia contra el egoísmo puro", el desafío y la esperanza que representa el sistema educativo.
